Palabra para meditar: He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque Él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin. Él rescata y salva; hace prodigios en el cielo y maravillas en la tierra”. Daniel 6.26-27
Reflexión: Estas palabras del rey caldeo Nabucodonosor brotaron de su experiencia de enfrentar al Dios de Israel y ser vencido. Lo reconoció de manera pública y sincera. Oremos para que esta confesión de fe se replique hoy en los pueblos y gobiernos.