Palabra para meditar: “Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado conmigo. Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has dado vida”. Salmo 119.93
Reflexión: Vida y regocijo son los dos frutos de la convivencia con la Palabra de Dios. Ella debe acompañarnos constantemente.