Palabra para meditar: “Te he puesto entre mi pueblo como vigía y atalaya, para que escudriñes y examines su conducta.” Jeremías 6.27
Reflexión: Ahora es Dios mismo quien le pide al profeta que cumpla un papel de atalaya, emisario de Dios para evitar que se tuerza el pueblo debilitado e incrédulo. ¿No puedo yo, en este tiempo, cumplir con ese mandato?