Define en una frase en qué consiste tu propósito en esta tierra. (ver ejercicio del día 12) Luego haz una lista de qué cosas ya estás haciendo en función de ese propósito. Y otra lista de qué cosas tienes que comenzar a hacer para concretar tu llamado… ¡y pon manos a la obra!
Si todavía no tienes claridad acerca de cuál es tu propósito, haz el siguiente ejercicio: En una hoja de tu cuaderno escribe aquellas cosas para las que eres bueno/a, esas cosas que sabes hacer bien. Luego haz otro listado de actividades, temas, profesiones, que te gustan, que te apasionan, que te generan un gran interés. Lo más probable es que tu propósito tenga que ver con las cosas que te gustan y que sabes hacer bien.
Por otro lado, escribe alguna situación de la realidad que te entristezca o indigne. Lo más probable es que tu propósito sea una respuesta a esa situación de injusticia o tristeza de la realidad. Por último, pídele a Dios creatividad para pensar alguna acción, por más pequeña que sea que conjugue estas 3 cosas: lo que te gusta, en lo que eres bueno y lo que la realidad necesita.
Por ejemplo: eres bueno cocinando, te gusta cocinar para tu familia y amigos. Te entristece siempre que pasas por esa avenida cerca de tu casa y ves una familia pidiendo dinero para comprar comida. Tal vez tu propósito no sea ser cocinero de un comedor comunitario, pero ciertamente llevarle una cena a esa familia te va a acercar un poco más a esa realidad de necesidad y de a poco irás descubriendo qué más puedes hacer para transformarla. ¡Y así, paso a paso irás encontrando tú propósito!