Si Dios ya te reveló cuál es el propósito de tu vida escribelo en una frase en tu cuaderno: Yo fui creado por Dios para… Luego haz una lista de todas las cosas que ocupan tiempo en tu vida. Marca con color verde aquellas que te producen pasión, entusiasmo, alegría, “ligereza de espíritu”.

Marca con color rojo aquellas cosas que te producen aburrimiento, cansancio, hastío, que te apagan. Si todavía no conoces cuál es tu propósito, probablemente esté relacionado con aquellas cosas que marcaste de color verde. Busca ser intencional en dirigir tu vida y tu rutina cada vez más al propósito para el cual fuiste llamado.

Busca eliminar aquellas cosas que marcaste de color rojo que no te conducen en nada hacia tu propósito. Seguramente haya cosas en tu “lista roja” que no puedas eliminar. (Y QUE NO DEBES ELIMINAR!) Pídele al Espíritu Santo que te ayude a encauzar esas actividades aburridas hacia tu propósito y comenzarás a vivirlas de forma apasionante. Ej: tu pasión es la medicina, pero mientras estudias debes trabajar de recepcionista y eso te frustra. Pídele al Espíritu Santo que te muestre de qué forma Él quiere usar ese empleo de recepcionista para potenciar tu propósito y tu llamado.